lunes, 2 de febrero de 2009

SESIÓN TRECE

JORGE: dicen que mi psicoanalista habla más que la mayoría de los psicoanalistas, bueno, al menos eso dice mi amigo Ramón...
PSICOANALISTA: ¿Y cómo lo sabe su amigo Ramón?
JORGE: Porque yo se lo he dicho, ¿qué quiere decir con su pregunta, acaso quiere decir que es un dicho mío? Algo de razón tiene, es un dicho mío, cada uno cuenta las cosas según a quién se las cuente. Además el que las cuenta es el que las cuenta. Quiero decir que el psicoanalista no hace nada con uno, es lo que uno hace con el psicoanalsita. Ramón dice que él jamás pregunta nada a su psicoanalsita, que como es un objeto a no existe y que como no existe no quiere preguntar, no sea que su psicoanalsita crea que es un ignorante. ¡Ja,ja,ja! debe ser para que no exista, ¿no le parece, doctor?
PSICOANALISTA: ¿Me pregunta si es usted el que me da existencia?
JORGE: Existencia le dará su Escuela, su formación, pero aquí para que exista depende de mi contrato, más aún, de mi cumplimiento del contrato. ¿Sabía que la ley para cada uno es su cumplimiento?. Si uno no cumple con la ley que uno mismo se ha puesto no tiene ley. La ley no es la misma para todos, es lo que cada uno hace con la ley..., con los celos, con el rencor, con el amor, con la enfermedad...
PSICOANALISTA: ¿Numerar o no numerar?
JORGE: ¿Cómo sabe que hoy es mi cumpleaños? Nunca lo he mencionado. Usted no lo sabía, se lo he dicho yo con mi enumeración. ¿Cumplir o no cumplir?. Hoy no se trata de cumplir o no la ley sino de aceptar la ley de la edad, no sé, no hay elección, en todos los casos es mejor cumplirlos, no por nada, sino porque esa es la realidad, hacer como que no cumplo sería anular el paso del tiempo y el tiempo no pasa, ni se tiene, el tiempo se hace, tendría que anular el tiempo hecho hasta ahora. Total, la edad no existe, cada uno tiene la edad de sus prejuicios, y yo desde que me analizo he aprendido a no anticiparme a no hacer juicios previos, saber esperar sin esperanzas, sin pensar en los resultados, tolerar la incertidumbre, gozar de ella, la
espera..., yo esperaba no llegar a los 34, era una edad que sobrepasaba mis expectativas, no sé por qué no pensaba sobrevivir los 31, era una edad que se me presentaba como irremediable, redonda, exacta, una vida de 31 años...¡ooooh, me acabo de dar cuenta que 31 era la edad de mi padre cuando yo nací, lo repetía constantemente, no sé porqué no me he dado cuenta hasta ahora...cuando mi padre decía eso...siempre me producía malhumor, me enfadaba de manera irracional, me ponía furioso, ahora mismo sólo de pensarlo me pongo furioso, ¡lo mataría! . Pero no se puede matar a quien está muerto. Ya sé, usted diría que estaba celoso de mi padre, que me ponía furioso que me recordara que había tenido relaciones sexuales con mi madre...¡ja,ja,ja! incluso me diría, no me lo diga por favor, yo también tengo mi inteligencia, me diría...¿ha visto cómo le utilizo?, me diría que no pensaba morir a los 31 sino que tal vez hubiera querido que mi padre muriera a los 31. Sí, pero después de haberme engendrado, porque lo peor para mí sería no haber nacido, ¿se imagina, doctor, no haber nacido?
PSICOANALISTA: ¿No haber comenzado su análisis? No me lo puedo imaginar, sólo puedo constatar que lo ha comenzado.
JORGE: Ya, ya sé, usted siempre queriendo ganarme, ya sé que eso sería caer en el goce de la justificación, en lugar de gozar de estar vivo. ¡Es increíble, estoy vivo! ¡Tántas veces estuve al borde de la muerte! Una vez estuve 24 años..digo horas en coma, dije años, 24 años, hace 10 años, ¿dónde estaba yo hace 10 años? ¿quién era? ¿qué deseaba? A los 24 años me enamoré de Lola, fue un enamoramiento tal que me hizo abandonar toda otra relación, ni amigos, ni estudios..., fue como entrar en coma, tal vez he estado en coma, ¿coma?, coma de ¡coma usted! desde entonces me tengo que cuidar el peso, siempre comíamos y cenábamos juntos, era casi un ritual, una obligación, sólo hablábamos de nosotros y de un futuro imaginario, viajaríamos, viviríamos en diferentes ciudades, visitaríamos museos..., lo que nunca llegamos a hacer,..coma, también es una pausa, sí, menos mal que sólo fue una coma, no fue un punto en mi vida, tres meses después comencé a recuperar mis estudios, mis amigos, mis deportes, mis lecturas, mi amor al arte y a la música, ¡era mucha la exigencia del amor! Y 9 años después cuando Lola me abandona, siento que el mundo hace aguas, todo se hunde en mí, pierdo las cartas de navegación, hasta que llegué a este diván, esta máquina diferente a toda otra máquina y sin embargo es una máquina muy poderosa...sí, ya sé, el poder lo otorga el deseo, una máquina que te da lo que tienes, el deseo...mi deseo es el que estaba en coma. Quiero vivir despierto.
PSICOANALISTA: ¿Continuamos la próxima?
JORGE: Sí, doctor, cada vez amo más los compromisos, que me liberan de ese afán de libertad que me mantenía muerto. Gracias.
Jorge bajaba las escaleras con parsimonia, como si la vida fuera eso, un paso y otro paso, y pensó," pensar que es el segundo paso el que determina el sentido del primer paso, pensar que cumplir 34 años determina que he nacido hace 34 años, hoy soy un nuevo hombre ¿cuántos años tendrá el doctor?"

No hay comentarios:

Publicar un comentario