jueves, 12 de febrero de 2009

SESIÓN VEINTIDÓS

JORGE: "Ruego al cielo que el lector, animado y momentáneamente tan feroz como lo que lee, encuentre, sin desorientarse, su camino abrupto y salvaje, a través de las desoladas ciénagas de estas páginas sombrías y llenas de veneno, pues, a no ser que aporte a su lectura una lógica rigurosa y una tensión espiritual semejante al menos a su desconfianza, las emanaciones mortales de este libro impregnarán su alma lo mismo que hace el agua con el azúcar..."
PROFESOR: Les he pedido que lean este fragmento del canto primero de Los Cantos de Maldoror, del Conde de Lautréamont, porque junto al Márqués de Sade, son ejemplos ejemplares de la escritura que podríamos llamar moralizante. Y estas palabras pueden parecer extrañas, pero sólo hasta que escuchamos estas palabras del Conde en una carta a su editor: "Naturalmente, exageré el diapasón por hacer algo nuevo en el sentido de esa literatura que canta la desesperación sólo para agobiar al lector y hacerle desear el bien como remedio", o las plabras del Marqués: "...presto al vicio trazos demasiado odiosos. ¿Quiere saber la razón? No quiero hacer amar al vicio; no tengo como Crébillon o como Dorat, el peligroso proyecto de lograr que las mujeres amen los personajes que las engañan; quiero, por el contrario, que los detesten; es el único medio que puede impedirles ser sus víctimas."
JORGE: ¿Podríamos pensar que tal vez eran un poco ingenuos? Lo digo porque los límites de la credulidad están en uno y, más bien, es el deseo el que nos engaña, no las lecturas o los otros.
PROFESOR: Tal vez la ingenuidad está en sus palabras, porque son verdaderas pero no es suficiente para que tengan poder sobre los humanos. Sabemos muchas cosas buenas, incluso sabias, y no por eso nos hacemos mejores y más sabios.
JORGE: Es cierto, yo tengo este saber, pero me cuesta mucho regirme por él.
PROFESOR: He leído en un libro del Profesor Menassa que dice algo así, " no es difícil cambiar de manera de pensar, lo que no es fácil es cambiar la vida que hemos hecho con la anterior manera de pensar".
En ese momento suena la alarma de un teléfono, el profesor mira la hora y termina la clase.
Jorge camina hacia la consulta de su psicoanalista haciendo el tiempo necesario para llegar a la hora acordada. Todo parece ir sobre ruedas, los dos timbres que le permiten acceder a su psicoanálisis son atendidos inmediatamente.
JORGE: Mientras unos viven diciendo que no tienen dinero, que no tienen amor, otros viven diciendo que tienen una enfermedad y si no es esa, será otra, y si no van pensando que van a tener mala suerte..., entre no tener y tener se puede repartir el mundo de los seres humanos...hoy he leído que tener o no tener encubren que lo que no tenemos es al otro...como no podemos vivir sin otro, a veces querríamos tener un otro siempre nuestro, algunos lo consiguen, mi madre lo consiguió, aunque hasta cierto punto, no pudo impedir que su "otro" muriera; para mi padre no era lo mismo, ella no era un otro para él, ella era su tormento, era un hombre siempre a disposición de ella, pero ella nunca estaba a disposición de él.
PSICOANALISTA: ¿A usted le hubiera gustado que las cosas fueran así?
JORGE: Es que fueron así, ¿por qué lo duda?, cómo no lo voy a saber yo si estaba presente en esas vidas que se vivían delante de mí...claro que mis hijos nada saben de mi relación con Lola, siempre hacemos como si fuera de una manera que no es, siempre guardamos las apariencias..., tal vez no debería estar tan seguro del pasado..., y menos aún del pasado de otras personas. Tal vez era para creer que mis padres eran míos, eran mis "otros"...¿Por qué querría yo que las cosas fueran así? ¿Una madre omnipotente y un padre potente sólo para ella? Yo soy un poco así, cuando mi madre está de acuerdo con mis cosas, puedo más. Cuando mi madre no está de acuerdo, si lo hago, temo que me va a comer, "me va a comer", vaya expresiones que uso..., aunque es una expresión muy usada..."te comería" "te voy a comer"...además tiene doble sentido, para decir que está muy bueno y para decir que le mataría..., ¡qué importantes las palabras..., nunca lo que se dice es exactamente lo que se dice, siempre hay que escuchar lo que te quieren decir con eso que te dicen, de hecho funcionamos así constantemente y sin darnos cuenta...cuenta, ¿cuenta de contar o cuenta de pagar? Bueno, hoy es día de pagar y también tengo algo para contar, pero ya no hay tiempo, ¿no le parece, doctor?
PSICOANALISTA: ¿Continuamos la próxima?
JORGE: Cuéntelo, por favor..., bueno, mejor lo cuento yo,-cuenta el dinero y vuelve a contarlo y cuando está a punto de comenzar a contar por tercera vez-.
PSICOANALISTA: Me lo ha "contado" dos veces...¿no le parece suficiente?
JORGE: Es que me parecía que sobraba o faltaba y sin embargo está exacto. ¡No me lo puedo creer! ¡Ja ,ja! Lo que quería era "contarle su dinero" , a veces pienso ¡cuánto dinero que debe ganar el doctor! Está claro que me gustaría saberlo, "contárselo". Perdón.
Jorge deja el dinero sobre la mesa y sale sonriendo. Cuando entra a su coche piensa "¡qué manera de hablar, nunca se hace de manera directa! ¡qué complicados somos, o mejor dicho, qué complejos... y qué simples!"

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