miércoles, 4 de febrero de 2009

SESIÓN CATORCE

Jorge aceleró el paso cuando estaba a solo dos metros de la puerta del edificio donde trabajaba su psicoanalista, cuando llegó tocó el timbre como si fuera la tercera vez que lo hacia y nadie le hubiera atendido.
VOZ: ¿Quién es?
JORGE: Soy yo, estoy esperando que usted me abra.
VOZ: ¿Yo?
JORGE: Jorge Pozuelo de Alarcón, ¿no me estaba esperando?
La puerta se abre, Jorge entra apresuradamente, cuando llega a la puerta toca el timbre con el mismo ímpetu. La puerta se abre.
PSICOANALISTA: ¿Me quiere hacer sentir que soy yo el que llega tarde?
JORGE: Perdón, pero es que tengo mil motivos por lo cual he llegado tarde.
PSICOANALISTA: Para qué tantos si con uno le alcanza.
Jorge parece tranquilizarse y se tumba en el diván.
JORGE: Eso mismo pensaba yo, ¡cuánta justificación para llegar tarde! Tal vez tuvo algo que ver la última sesión, me hizo pensar la edad, ya sabe la vejez...tal vez llegué tarde para decirle que usted llegó al mundo antes que yo...
PSICOANALISTA: ¿Le parezco demasiado viejo para usted?
JORGE: No, no, pero pensé que cuando yo tuviera su edad, usted...
PSICOANALISTA: Primero tenga mi edad y luego hablamos.
JORGE: ¿Qué me quiere decir? Es cierto, quién me asegura que yo voy a alcanzar su edad..., por cierto no sé cuál es su edad,...no, no, sí que lo sé, lo leí en la contraportada de uno de sus libros, tiene usted 20 años más que yo, dicen que 20 años no son nada..., claro pero tolerar vivir alegre y con esa intensidad que se ve en su rostro..., parece mentira que tenga esa edad, mi padre era más joven que usted cuando murió y sin embargo parecía mucho mayor, en las fotos parece un anciano, él también creía en la vejez, desde que cumplió los 40 vivía desesperado, pensando todo el día que podía morir en cualquier momento, que 40 eran muchos años, que su padre decía...todo depende de en qué frases vivas, él vivía en las frases de su padre que era de principios del siglo pasado..., yo tengo la oportunidad de vivir en las frases sobre la vejez y la muerte del psicoanálisis, ¡puros significantes! Un significante lo es más cuanto menos signifique, cuantos menos prejuicios susciten, ¡tengo tántos prejuicios, tantos juicios previos sobre la vejez y sobre la muerte! La muerte como pulsión, como puntuación, como presencia de una ausencia....he querido llegar tarde para que usted viera lo que es mi horario sin mí, ¡no vaya a pensar que sólo le voy a pagar la mitad!
PSICOANALISTA: Tal vez le gustaría ver cómo es la otra mitad, cómo es su horario sin psicoanalista.
JORGE: Eso sí que anularía toda existencia, no habría sesión, ¡usted no puede faltar! Bueno, si yo pago la sesión usted no habría faltado. Ya está he solucionado esa posibilidad, ya no me interesa qué pasará cuando yo no esté, ahora sólo me interesa saber qué voy a hacer para que mi vida sea una vida, más allá de la vejez, y más allá de la muerte.
PSICOANALISTA: ¿Más allá?
JORGE: ¡Qué, le parece una propuesta de inmortalidad! Yo siempre quise ser inmortal, elegir carrera fue para mí una decisión transcendental, mi única meta era ser inmortal, primero quería estudiar biología, por eso de la hibernación, luego me dijeron que si estaba muerto no podrían curarme de la vejez ni de la enfermedad que padeciera aunque pasaran mil siglos porque lo que nunca podría ocurrir es que resucitara. Fue una gran decepción, a veces el saber decepciona, o siempre, aunque también garantiza otros goces, ya no gozo de inmortalidad pero gozo de mortalidad. ¡Soy tan feliz de estar vivo!
PSICOANALISTA: Continuamos la próxima.
JORGE: ¡Qué pronto! ¡ja, ja! Parece que no le perdono que yo haya llegado tarde. Así es su trabajo, por algo le pagamos lo que le pagamos ¿no?
PSICOANALISTA: Bueno, se me paga por mi trabajo, no por lo que se me atribuye.
JORGE: Algo grande hay en lo más mediocre para quien sabe escuchar. Gracias por pensarme inteligente.
Los pasos de Jorge resonaban alegres cuando bajaba las escaleras de mármol sin detenerse, mientras pensaba "¿mi psicoanalista será el mismo con otros pacientes?", a lo cual se contestó rápidamente, "pero si no es el mismo ni conmigo..." y sonrió al vacío mientras el portero observaba a un hombre elegante y sonriente cruzando el portal.

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