martes, 10 de febrero de 2009

SESIÓN VEINTE

JORGE: Yo soy de una...de una...
TEODORO: Serás de una y de uno, ¡qué gracioso!
JORGE: Sí, ¿de padre y madre o de madre y padre?.
TEODORO: Joder, macho, vaya dudas que tienes, eso es algo que tiene claro todo el mundo.
JORGE: Será todo el mundo que estudia psicoanálisis, como tú. Es la pregunta del millón, ¿quién es antes el huevo o la gallina?
TEODORO: El gallo
JORGE: ¡Ja,ja,ja! ¿Y cómo no se sabía antes?
TEODORO: Ni que fueras Dios, ¿por qué crees que el resto del mundo está hecho a tu imagen y semejanza? Lo que tú no sabes, puede saberlo otro.
JORGE: Mi psicoanalista dice que o pienso que los demás son como yo o yo me someto a los demás para ser como los demás, que siempre estoy borrando la diferencia.
TEODORO: ¿Eso te dice tu psicoanalista?
JORGE: Eso entiendo yo de lo que me dice mi psicoanalista. Tú vas de entendido pero luego te olvidas de quién habla. Todo lo que dice un sujeto es lo que él dice, la realidad no existe en sí misma.
TEODORO: Perdona, macho, es que no es lo mismo cuando estás con un paciente que con un amigo.
JORGE: Sí, mucho perdón, mucha justificación, pero no es fácil hacer de psicoanalista y mucho menos hacerse el psicoanalista.
TEODORO: Un error lo comete cualquiera.
JORGE: Pero cada cual se hace cargo de sus errores, mi psicoanalista no considera el error sino cuando se niega, o se usa para otra cosa.
TEODORO: Ya estás otra vez con tu psicoanalista, ni que fuera Dios.
JORGE: Y dale con Dios, no serás tú el que tiene un problema con Dios, mira que te llamas Teo-doro, Dios-dorado.
TEODORO: Tú no sabes que los ingleses dicen que los nombres propios no se traducen.
JORGE: No digas que estudias psicoanálisis hasta que no aprendas algo, además hay que psicoanalizarse para estudiar psicoanálisis.
TEODORO: Pero yo no estoy enfermo como los pacientes, yo sólo estoy interesado en la teoría.
JORGE: En la Escuela de mi psicoanalista dicen que si no te analizas ni siquiera puedes leer psicoanálisis. Y tú eres un buen ejemplo, no aceptas tus errores, tiendes a la justificación de tus actos, no sabes hablar, enseguida te ahogas en sentires y sentimientos, no toleras la homofonía de las palabras, etc..
TEODORO: Yo me psicoanalizo estudiando.
JORGE: Por eso mismo, ni estudias ni te psicoanalizas.
TEODORO: Pero yo sobre todo estudio los casos de Freud y de Lacan.
JORGE: Los casos también son para estudiar, en ellos no está tu transferencia ni las interpretaciones son para ti.
TEODORO: Tal vez tengas algo de razón...al menos voy a tener que dartela.
JORGE: Yo no quiero tener razón y menos que tú me la des, quédate con ella y pide hora a un psicoanalista. Por cierto, me tengo que ir a mi sesión.
TEODORO: ¿Me puedes dar el teléfono de tu psicoanalista?
JORGE: En otro momento, ahora pengo prisa.
TEODORO: Mira que es ahora o nunca, tú serás el responsable de que no te lo vuelva a pedir.
JORGE: Ya sabes su nombre, búscalo en la guía.
Teodoro se quedó pensativo mientras Jorge a grandes zancadas se alejó calle abajo hasta la tercera calle a la izquierda donde estaba la conculta de su psicoanalista.
JORGE: Tengo un amigo que siempre se enamora de lo que yo me enamoro, ya sea deportes, mujeres, zapatos, odontóloga, pediatra, p...y no sé qué más.
PSICOANALISTA: ¿Psicoanalista?
JORGE: No lo quería ni decir, que se enamore de mi mujer vale, pero de mi psicoanalista...eso que siempre le critica, siempre dice cosas en contra, siempre habla mal...
PSICOANALISTA: ¿No querá que me caiga mal antes de conocerle?
JORGE: No, no, es la verdad...tal vez me gusta hablar mal a los demás de las personas que amo , sólo para que no se enamoren de ellas. ¡Soy tan celoso! ¡Sufro tanto cada vez que miran con deseo algo mío! Me gusta que me envidien, eso sí, pero que codicien lo que yo deseo...eso no. He aprendido que se envidia cualquier cosa, se envidia lo que al otro le completa, puedes tener dos juguetes iguales pero si hay otro niño con un juguete igual divirtiéndose con él, lo destruirías...ahora sería con mujeres vírgenes, por ejemplo, en lugar de juguetes.
PSICOANALISTA: ¡Las mujeres son como juguetes rotos...!
JORGE: ¿Por qué dice eso, con ese rintintín? ¿se está burlando de mí? ¿cree que mi amigo sería mejor paciente porque estudia psicoanálisis?
PSICOANALISTA: ¡Ah, perdón, el paciente vírgen es usted!
JORGE: Pues sí, yo no estudio psicoanálisis, debería ser un juguete interesante para usted. ¿Le gustaría que estudiase psicoanálisis? A mí no me importaría, ya estudié Arquitectura, también estudié Periodismo, aunque nunca trabajé, estudié 2 años en Bellas Artes..., me gusta estudiar, si usted me lo pide... ¿me lo va a pedir?
PSICOANALISTA: ¿Necesita mi permiso para algo?
JORGE: Sí, me he enamorado de una tercera mujer...iba a decir ni de Lola, ni de Raquel, y se me ocurrió decir: esta vez no es ni mi madre ni mi hermana, esta vez es una mujer con la que puedo hablar sin miedo y sin compasión, ¡soy tan patético con mis otras... cuatro mujeres! Me dan miedo o compasión, y eso hace que haga todo lo que ellas quieren, en cambio con Ella, no me produce ningún sentimiento, sólo deseo y pasión.
PSICOANALISTA: ¿Continuamos la próxima?
JORGE: Sí, para entonces ya habré comenzado a estudiar...psicoanálisis...bueno, no sé cómo es, no sé qué requisitos exigen, lo diré mejor: para entonces ya habré comenzado los trámites para iniciar mis estudios. Quiero ser mejor arquitecto y mejor empresario, he leído que los médicos que estudian psicoanálisis son mejores médicos, que no es necesario sólo para hacerse un psicoanalista. Hasta la próxima, doctor.
Jorge cuando salía miró en todas las direcciones buscando al paciente siguiente, inmediatamente miró el reloj y pensó "hoy ha terminado mi sesión 10 minutos antes,..¿habrá sido porque hoy yo estaba muy celoso? ¿tendrán los celos poder sobre mi psicoanalista? Se lo reprocharé la próxima sesión."

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