sábado, 17 de enero de 2009

PRIMERA SESIÓN

Jorge se tumbó en el diván evitando dirigir su mirada hacia el psicoanalista, lo cual hacía parecer su figura de 1,85 un poco más rígida que la rigidez que lo acompañaba desde su más tierna adolescencia. Había llegado casi corriendo por el largo pasillo que había tenido que recorrer perseguido, a su parecer, más que seguido por aquel extraño que era, por ahora, su psicoanalista.


JORGE: No sé qué hago aquí.
PSICOANALISTA: ¿Se refiere a qué hace en el mundo de los vivos?
JORGE: No, me refiero a haberme encontrado con usted.
PSICOANALISTA: ¿Haberse encontrado...? ¿por qué dice eso, acaso estaba perdido?
JORGE: No, estoy perdido de tanto perder. No puedo dejar de pensar en todas las personas que he perdido y en todos los seres queridos que perderé.
PSICOANALISTA: Parece que usted nunca pierde, siempre pierden los otros.
JORGE: Con ella, he perdido mi vida. Antes de conocerla, para mí vivir era un juego, después cuidar mi vida, para ella, fue mi única misión.
PSICOANALISTA: ¿Cuidaste tu vida o la entregaste?
JORGE: Bueno, quise cambiar de vida y comencé dejando a mis amigos, más tarde fui abandonando mis ideales, en definitiva he dejado de vivir para mí para vivir para ella.
PSICOANALISTA: Parece que cuando te encontraste con ella le dijiste que tu mayor goce era el abandono...
JORGE: ¿Usted siempre tutea a sus pacientes o sólo me turea a mí? -Y sin esperar respuesta alguna prosiguió sin dilación-. Puede ser que usted tenga razón, siempre hice muchas cosas, y aunque nunca abandoné ninguna siempre las hice pensando en abandonar, eso hacia que me sintiese libre. ¿Y usted qué va a hacer por mí?
PSICOANALISTA: Si usted lo desea, puedo invitarle a abandonarse en las palabras.
JORGE: Fui abandonado tantas veces, he perdido tanto...
PSICOANALISTA: ¿Ha conseguido que nadie le perdiera a usted?.
JORGE: Me habría podido perder pero no hubo oportunidad. Es cierto que durante la relación me angustiaba cuando me surgía el pensamiento de que me podía perder. “Me puede perder”, “me puede perder”, era una frase que se imponía en mi pensamiento, hasta que entraba en angustia. Ahora sólo quiero salir de esta situación.
PSICOANALISTA: El verdadero problema no es perder al otro sino que el otro pueda perdernos, no es que el otro sea mortal, que al otro no lo voy a ver más, sino que nosotros seamos mortales, que el otro no nos vea más.
JORGE: Quisiera matarla por haberme hecho esto.
PSICOANALISTA: ¿Se refiere a que le ha hecho comenzar este psicoanálisis?
JORGE: ¡Es sorprendente, sólo podía pensar en matarme y ahora estoy pensando en matarla!, más aún, ¡estoy pensando en sustituirla!. ¡Esta vez seré otro!.
PSICOANALISTA: ¿Continuamos la próxima?
JORGE: Si usted me acepta..., esto del psicoanálisis me parece más fácil que suicidarme.

2 comentarios:

  1. Gracias...¡Empieza fuerte! Una sesión en directo: que lujo.Difícil leerla sin sentirse interpretada.

    ResponderEliminar