jueves, 5 de febrero de 2009

SESIÓN QUINCE

JORGE: La sexualidad no es lo mismo que las relaciones sexuales, dicen incluso que no hay relación sexual, que la relación sexual no te da la sexualidad, que la sexualidad pasa por los desfiladeros del significante...que el complejo de Edipo es un paso doloroso por medio del cual te humanizas, por medio del cual internalizas una autoridad exterior, pero claro como era la autoridad fundada en el amor a los padres, en la conservación de ese amor, como se hacía todo por ese amor, después del complejo de Edipo, se hace todo por el amor del superyó, parece que el superyó es el heredero del complejo de Edipo, así que conseguir que el superyó deje de ser los padres para hacerse más impersonal no es tarea fácil. Forjarse una idea de autoridad en lugar de atribuirle autoridad a alguien. A mí me pasa que todavía mi propia madre es una autoridad para mí, es decir cuido que me siga amando, hago todo lo que me dice, aunque su consejo me lleve al fracaso más estrepitoso..., fue ella la que me aconsejó separarme de Lola..., cuando me casé con ella lo hice un poco en su contra, no le gustaba que fuera arquitecta como yo, me dijo "polos iguales se repelen, esto no va a salir bien", como si ser arquitecto fuera igual para ella que para mí, yo proyecto edificios urbanos, ella se ha especializado en proyectos de casas de campo, no hay nadie en el ambiente glamuroso que no desee que ella haga el proyecto de su casa, la llaman de Ibiza, de Mallorca, en la Costa Brava y en la Costa del Sol también ha adquirido su fama. Vamos a publicar un libro juntos: "Los usuarios y la arquitectura contemporánea", pensamos que el usuario es lo más importante de la arquitectura actual...es como si nos hubiéramos vuelto a casar, nunca nos habíamos llevado tan bien, ni habíamos conversado como lo hacemos ahora, hasta nuestros hijos están sorprendidos...y nosotros mismos también..., ella dice que es porque el psicoanálisis ha hecho de mí otro hombre...no sé si ponerme celoso...tal vez quiso decir que me ha hecho un hombre, antes era un niño temeroso de mamá. He soñado que caminaba por una calle que no tenía fin, ni casas a los lados, tampoco era una calle de asfalto, no era una calle cualquiera, era un ..digo una calle, ¿he dicho, "un calle"?.
PSICOANALISTA: ¿Está diciendo que me calle?
JORGE: Sí, a veces creo que me habla demasiado, quiero decir que haga lo que haga, pienso, ¿qué diría mi psicoanalista en este caso? ¿cómo lo pensaría? ¿cómo lo haría? Pienso todo el día en usted.
PSICOANALISTA: Le voy a tener que cobrar las horas extras ¿no le parece?
JORGE: ¡Ja, ja, ja! No pienso en usted, pienso con usted. Soy yo el que le utilizo para hacer mis cosas, no es usted el que trabaja...la verdad es que los humanos somos bastante delirantes...y extraordinarios, sacamos provecho de todo y después decimos que nos quieren dominar...sigo pensando en ese sometimiento hacia los seres que amamos, ese sometimiento de niño desvalido frente al amor de la madre, ese ceder la vida para que nos sigan amando, cuando en realidad cuando comenzaron a amarnos era con esa vida...Lola misma, dejó de trabajar cuando nos casamos porque decía que yo lo quería así..y yo la quería así tal cual la había encontrado: trabajadora, independiente, alegre..., después dejó de trabajar, se hizo dependiente , se fue poniendo triste... ¿por qué queremos sacrificarnos?¿por qué, doctor, dígamelo, por qué es algo tan habitual?.
PSICOANALISTA: Sólo sé que cuando comienza el sacrificio comienza la venganza.
JORGE: Es cierto, comenzó a tratarme mal, no podía cuidar a los niños, necesitaba una ayuda que siempre era desmedida y nunca era suficiente, comenzó a llevarse mal con sus padres y con los míos, tal vez sea verdad...a los niños no dejaba de decirles que era por ellos que no trabajaba, a mí que era porque yo lo deseaba así..., sí, todo cambió cuando dejó de sacrificarse...al dios del masoquismo...moral, he escuchado que los masoquistas morales son aquellos que han sexualizado la moral, esos que se quejan todo el tiempo y se regodean en ello, esos que dicen que todo lo hacen mal, que no hay nada que les salga bien, que no pueden dejar de hacer lo que les hace mal al cuerpo o a la mente o en lo social, vamos que su discurso gira sobre lo moral, sobre el deber moral, están apesadumbrados...Lola era un caso así...¿no le parece?
PSICOANALISTA: A mí me parece que usted no sabe si buscar muchacha o ponerse a servir.
JORGE: Estoy haciendo muchos diagnósticos ¿no?, tal vez debería decir que el psicoanálisis me ha cambiado, Lola lo dice pero yo le aseguro que ha sido su cambio el que ha hecho que cambiara nuestra relación... perdón, nuestra conversación...de repetente me parecía que estaba hablando de esta conversación, ¿quién ha cambiado usted o yo?, aquí sólo estoy yo, usted trabaja para mí, probablemente si usted ha cambiado ha sido porque hago eficaz su trabajo, no sólo se forjan los padres, también se forja el psicoanalista...como era yo el que hablaba de Lola, he sido yo el que ha cambiado, de Lola nada sabemos, todo lo que yo digo de Lola es un parecer mío. La verdad es que sabiendo qué es lo del otro y qué lo tuyo, estaría todo claro, sin embargo queremos que las cosas que son del mundo sean de uno o de otro, ¿de quién es mi cuerpo? ¿acaso creo que es mío? No me pertenece sólo a mí, soy del mundo, de mi trabajo, de mi familia, de mis empleados, de mis amigos, de la historia, además cualquiera puede fantasear con mi cuerpo y nadie lo podría impedir...oponerse a estas verdades nos enferma. Dicen que la impotencia en los hombres tiene algo que ver con que creen que el pene es suyo.
PSICOANALISTA: Sólo tengo patrones, no tengo dueño...
JORGE: Somos de todos y de nadie, lo único verdadero es que no somos nuestros...nacemos y ya debemos una muerte. ¡Me encanta que las cosas sean como son! A veces para transformarlas y otras para aceptarlas, reconocer la realidad, sea terrible o maravillosa, esa la templanza.
PSICOANALISTA: Continuamos la próxima.
JORGE: Me quedó resonando templanza...me suena a una lanza de tiempo...como la que usted me ha lanzado con su continuamos la próxima. Otras veces lo pregunta, pero hoy...
El psicoanalista queda en silencio, mientras Jorge se pone su abrigo con cara de ofendido. Cuando está entrando al garaje piensa, "hoy no tolero ni al tiempo de testigo, ¡ja,ja! mi psicoanalista es todo tiempo, que no es poco, quizá lo más valioso para lo atemporales que somos los perecederos. La cuestión es que el tiempo, dice mi psicoanalista, no se tiene, hay que hacerlo."

No hay comentarios:

Publicar un comentario